La pandemia de Covid-19 no ocurrió (ni ocurrirá)

1- 21 de Marzo de 2020. Varios países del mundo se encuentran en cuarentena obligatoria; las fuerzas de seguridad se hallan desplegadas en las calles, deteniendo miles de personas a diario.
Escribo esto atrincherado en mi bunker-casa, con provisiones para vivir un par de semanas. Esto no es ciencia ficción, sino una distopía que ingenuamente solemos llamar “realidad”.

2- Estamos atravesando una pandemia debida a un virus erróneamente llamado SARS-CoV-2 (que produce la Covid-19). Su verdadero nombre es “Coronavirus” y lejos está de ser un virus biológico; es un virus semiótico que se ha esparcido de un modo que no tiene precedentes en la historia de la humanidad.

3- Todos estamos infectados. Todos somos huéspedes psíquicos del Coronavirus y no parece, de momento, que pueda existir vacuna o antivirus que nos libre de esta inaudita infección.

4- El bichito submicroscópico SARS-CoV-2, como cualquier virus biológico, se despliega progresiva y exponencialmente.
El Coronavirus, a diferencia de cualquier virus pasado, se ha expandido de manera simultánea y global, indiferente a clases sociales, identidades de género, etnias o culturas.
El SARS-CoV-2, como otros virus biológicos, tiene la potencialidad de matar a miles de humanos, casi exclusivamente a los grupos denominados “de riesgo”.
El Coronavirus, por su parte, ha efectivizado un parate en la máquina mundial capitalista y ha producido una militarización instantánea en varios países del mundo, acentuando todavía más las condiciones de dominación existentes.

5- Pero, ¿cómo llegamos a esta situación? ¿realmente es esto un acontecimiento fortuito surgido de un caldito de murciélago? ¿se trata únicamente de una mutación en el código genético de un virus biológico?

6- Vivimos actualmente bajo la égida de un paradigma tecnocientífico capitalista global que ha logrado niveles de control como nunca antes se han visto.
Habiendo concluido la revolución digital iniciada en la década de los 80, con la masificación de los smartphones y la ubicuidad de Internet mediante wifi y las redes móviles 2/3/4 g, tenemos un nivel de interconexión global tremendamente superior al que teníamos apenas una década atrás.
Estas condiciones materiales posibilitan que entremos en la etapa virósica del capitalismo.

7- El SARS-CoV-2 invade un huésped, parasita sus células y conduce a una sintomatología similar a la de una gripe producida por el género de virus Influenza: fiebre, dolor de garganta, tos, dolores articulares, etc.
Según los sumamente inciertos números que circulan, en un pequeño porcentaje de los casos puede llevar a la muerte.
El Coronavirus, en tanto que virus semiótico, es un significante vago y sumamente confuso que se inserta en nuestras mentes, inoculando en nuestro inconsciente un terror indeterminado. Este virus, de manera semejante a lo que en informática se denomina “virus residente”, habita fantasmáticamente en el trasfondo de nuestros pensamientos, interfiriéndolos y contaminándolos, modulando nuestras actitudes y nuestros gestos.
En la absoluta totalidad de los casos, el Coronavirus produce una acentuación de las condiciones de control de nuestras subjetividades, en tanto que no es más que un dispositivo de administración de la vida.

8- El SARS-CoV-2 se transmite físicamente, a través de la saliva del huésped infectado.
El Coronavirus se transmite a la distancia y de manera abstracta, principalmente desde los mass media y las redes sociales. El principal vector de contagio no es en este caso una partícula que deba atravesar el medio ambiente, sino un órgano interno de nuestro cuerpo, el diminuto caballo de Troya llamado Smartphone.

9- Pero, en tanto que estamos infectados y somos huéspedes psíquicos del Coronavirus, sigamos indagando respecto del virus SARS-CoV-2. ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿estamos realmente frente a la plaga letal profetizada por la Biblia que traerá la extinción de la humanidad? ¿se justifica el apocalipsis zombie de tintes hollywoodescos que estamos viviendo? ¿realmente debemos creer que los distintos gobiernos del mundo, los mass media y los grupos económicos transnacionales están haciendo todo esto para cuidarnos?

10-  Ante todo, una pandemia se produce cuando se declara una pandemia. Esto es, la pandemia como tal tiene como primer prerrequisito la declaración de una pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La declaración de una pandemia depende, consecuentemente, de la definición que demos de ella.
Hagamos un poco de historia.
A comienzos del 2009 se produjo el brote de una nueva cepa del Influenzavirus A. La OMS declaró la pandemia en junio de ese año.
En su momento, esta declaración por parte de la OMS resultó objeto de polémica ya que el organismo definió formalmente, poco antes de declarar la pandemia, el concepto de “fiebre pandémica”. En esta nueva definición, se obviaba como requisito de una pandemia la alta tasa de mortalidad, algo que se suponía en los anteriores usos del término “pandemia”. Con lo cual, a partir de ese momento resultó mucho más fácil establecerla y esto mismo fue lo que le permitió apresuradamente declarar la pandemia en 2009.
En los últimos años, se ha venido dando un proceso de “privatización” de la OMS, lo que quiere decir que en su financiamiento han ido creciendo enormemente los aportes privados, en detrimento de los aportes de los países.
Según la propia página de la OMS[1], los ingresos de este organismo provienen en un 77 por ciento de “contribuciones voluntarias”, dentro de lo cual encontramos a las farmacéuticas y a fundaciones (entre las cuales destaca la Bill & Melinda Gates Foundation que aporta apenas un poco menos que los propios EEUU; el mismísimo Bill Gates, desinteresado benefactor de la humanidad, había predicho con una sugestiva certeza que ocurriría una pandemia en una charla TED de 2015[2]).
Estas cuestiones no son claramente datos menores. Si tenemos en cuenta que la contribución de la totalidad de los Estados suma un magro 17 % del financiamiento, queda claro que la OMS representa y responde a los intereses de grupos privados.
Y es que precisamente, ¿qué sectores fueron los más beneficiados con la declaración de la pandemia en 2009? La respuesta es obvia: las farmacéuticas, que tuvieron enormes ganancias a partir de la fabricación y venta de vacunas.
Pero aún si ingenuamente no estuviéramos del todo convencidos de la intencionalidad del accionar de la OMS, lo que podemos decir con certeza es que lejos de ser un organismo imparcial, su discurso debe ser puesto en tela de juicio.
Sin embargo, los mass media replican sus datos y declaraciones como si fueran palabra santa.

11- El 11 de marzo de este año la OMS declara nuevamente una pandemia, en este caso por el brote del SARS-CoV-2/ Covid-19.
Este nuevo patógeno se detectó el pasado diciembre en Wuhan (China) y se fue, aparentemente, expandiendo por todos los continentes.
Los números que permitirían evaluar el grado de gravedad de este virus están en constante discusión, ya que se trata de una cepa desconocida.
Podríamos pensar, en principio, que este virus debe su peligrosidad a sus altas tasas de morbilidad (contagio) y de mortalidad.
Si bien, como hemos dichos, los números están en permanente cambio, la tasa de mortalidad no parece ser muy alarmante. La tasa de mortalidad, al día de la fecha, va desde el 0,3 en Alemania, 0,9 en Suiza, 4 en China (1,4 % en Wuhan), 5,3 % en España, 7,5 % en Irán, 8,5 % en Italia. [3]
La OMS había declarado el 3 de Marzo que la tasa en promedio era del 3,4 %.
Estos números dejan al SARS-CoV-2 lejos de otros virus, incluso de otros virus coronavirus como el SARS-CoV que tuvo un brote en 2003, con una tasa de letalidad del 10 % y el MERS-CoV con una tasa del 35 %.
Teniendo pues este SARS-CoV-2 una baja tasa de mortalidad (que sin dudas será más baja con el paso del tiempo, debido a que la tasa se calcula principalmente  tomando a los pacientes más críticos / basta ver que la tasa de mortalidad es más baja en los países que están realizando más testeos[4]) su peligrosidad se debería aparentemente a la tasa de contagio.
La OMS estimó la tasa de contagio entre 1,4 y 2,5[5]. Otras estimaciones han rondado, de manera general, entre el 2 y 5,5. Estas cifras son similares a las tasas de contagio del SARS-CoV con 2 a 5, el HIV con 2 a 5 y notablemente inferiores al Sarampión con una tasa que va del 12 al 16[6].
Si bien todos estos números pueden y van a variar con el tiempo, todo indica que el SARS-CoV-2 es un virus más entre otros, que destaca sólo por ser el primer tipo de coronavirus pandémico y que produce síntomas similares a una gripe común.
Por otro lado, es importante analizar la tasa de letalidad por franjas etarias. De 10 a 39 años la tasa oscila entre el 0,2 y el 0,4 %. De 40 a 49 años la tasa es de un 0,4%, de 50 a 59 años es de 1,3 %, de 60 a 69 de 3,6%, de 70 a 79 es de 8% y en 80 o más años de un 14,8%[7].
Si analizamos estos datos, podemos concluir que este nuevo virus representa un riesgo, no muy severo por cierto, fundamentalmente para la gente mayor y para los grupos con enfermedades crónicas o inmunodeficiencias.

Pero, ¿por qué entonces reaccionamos como si fuera el fin del mundo?

12- El Coronavirus ha logrado monopolizar todos los discursos, ya sea en una charla real entre personas (algo hoy vedado en algunos países), en las redes sociales, en diarios, revistas, radio, televisión y portales de Internet.
Esto no tiene precedente alguno: el discurso es exactamente el mismo y se replica en todos los mass media, en todo el arco político, desde derecha a izquierda. Inclusive la mayoría de los medios independientes replican el mismo discurso hegemónico que tuvo su epicentro en los principales medios europeos y que se difundió virósicamente en todo el mundo.
El razonamiento subyacente al discurso mediático es de estructura circular. Se nos dice que estamos en una situación grave, lo cual se fundamenta en que enfrentamos una situación grave.
Nos invaden millones de notas y noticias donde se nos indica qué precauciones debemos tomar, donde se nos dice cómo nos debemos comportar para defendernos de la Covid-19 y donde jamás se nos dice por qué deberíamos hacer todas esas cosas.
¿Es la Covid-19 realmente grave? ¿cuál es el resultado al compararlo con otros virus? ¿cómo es su tasa de morbilidad y de mortalidad? Son estas preguntas que se evitan en la mayoría de los casos. Los análisis comparativos escasean y es difícil encontrar datos certeros.
En lugar de datos certeros, circulan ominosas fotos desde Italia de camiones en hilera transportando cientos de cadáveres o videos de médicos llorando por el exceso de trabajo. Los medios nos proporcionan constantemente números absolutos, contadores siniestros de mortandad sin hacer comparativa alguna con otras enfermedades.
Si el Covid-19 lleva actualmente 350.000 casos de infección y 13.000 muertos, ¿no sería adecuado cotejar las cifras con otros virus conocidos? ¿No sería adecuado aclarar que las epidemias anuales de Influenza causan de 3 a 5 millones de casos graves y 290 000 a 650 000 muertes[8]? ¿No sería adecuado poner sobre la mesa los datos de las distintas enfermedades para evaluar en su justa medida el nuevo brote de Covid-19?
Los mass media ejercen su fundamental función desinformadora diseminando el terror, y su efectividad se ve multiplicada al infinito por las redes sociales, donde esta información parcial de por sí desinformante se ve entremezclada por un sinfín de fake news que agravan una y otra vez la situación.

13- Pero, cabe preguntarse, ¿es que realmente importan los datos duros? Si le preguntamos a una persona cualquiera por qué siente el pánico que siente, ¿tendrá datos para aportarnos? o mejor, ¿disminuirá su pánico una vez que le mostremos los datos que no justifican dicho pánico sino todo lo contrario? La respuesta es: absolutamente no. Pero, ¿por qué siente tanto terror por un nuevo virus gente que cotidianamente cultiva sus propias enfermedades incorporando cantidades bestiales de azúcar, sal, hormonas, pesticidas, transgénicos o tabaco?
El Coronavirus, en tanto que psicovirus semiótico, ha logrado forjar un sentido común de pánico y terror, del “sálvese quién pueda” que excede a cualquier argumentación racional.
Este nuevo sentido común que ha infectado las relaciones sociales constituye hoy en día el telar que nos une como sociedad y oponerse a dicho sentido común implica un exilio forzoso. Aquellos que concientizan ese estado de infección se exponen al linchamiento social, en tanto que la sociedad responde con fervor religioso en defensa de este nuevo sentido común.

14- Ahora es preciso hacer foco en el terreno fértil que posibilita este nuevo virus mundial, algo tan evidente que no se suele tocar en discursos académicos.
A partir de la caída del muro de Berlín en 1989, se ha discutido profusamente respecto de la caída de los grandes relatos y el pretendido fin de las ideologías con el fin del comunismo.
Pero como bien se ha marcado en más de una ocasión, la aparente falta de ideologías del mundo globalizado neoliberal no es más que la imposición generalizada de una ideología que ha calado de tal modo que ya no se muestra a sí misma como ideología sino como una clara y distinta descripción de la realidad.
Esta ideología no es otra cosa que una concepción científica del mundo que subyace como sentido común y que cierra cualquier línea de pensamiento del ciudadano común.
Este cientificismo que constituye el marco paradigmático de la vida social implica una necesaria adhesión de tipo religiosa.
Y esto que a veces puede resultar complicado de ver, se evidencia patentemente en la actualidad, donde cualquier persona que se atreva a esbozar una crítica a esta generalización del pánico es linchada simbólicamente por el común de la sociedad, donde los propios médicos salen a decir en los medios que resulta peligroso cualquier manto de duda respecto a esta pandemia, donde la gente organiza espontáneamente “aplausazos” a la corporación médica a la manera de una plegaria, como bien han sido descriptos por algunos medios.
Vivimos, pues, bajo el dominio de un realismo científico-capitalista donde estos dos aspectos, a despecho de lo que suelen creer los marxistas, están imbricados necesariamente, lo cual se muestra a las claras en el actual acontecimiento perpetrado por la ciencia y uno de sus principales bastiones, la medicina, en alianza con los mass media.  

15- Nos enfrentamos ahora mismo al mayor espectáculo/simulacro de la historia de la humanidad, superando ampliamente al otro gran espectáculo vivido en 2001 con la caída de las Torres Gemelas.
Si el derribamiento/implosión de estas Torres constituyó un shock que vimos replicado incansablemente por la televisión, fue este un hecho que la mayor parte de la población mundial vivió desde afuera, de manera externa.
Ahora bien, con el Coronavirus no nos enfrentamos, sino que más bien pasa a ser un virus que nos constituye desde adentro, subjetivamente, que cambia nuestra manera de pensar, nuestros discursos y nuestras actitudes.
Pero, si como decía un filósofo francés, el espectáculo no es en efecto un acontecimiento externo sino que es ante todo una relación social, la espectacularidad del Coronavirus no se debe únicamente a la potencia de los mass media y las redes sociales, sino principalmente a nuestra condición de huéspedes psíquicos y a nuestra complicidad y compromiso de transmitir el virus a los demás.
Así como estamos enfermos, enfermamos a los demás. Y al que se resiste a la enfermedad, lo linchamos.

16- Las consecuencias evidentes de la invención de una pandemia de esta índole son muchas y diversas. Los ingresos de las farmacéuticas se verán incrementados exponencialmente, por el aumento en la venta de fármacos en general, de ansiolíticos en particular (estoy esperando ansiosamente estadísticas en este rubro) y luego por la venta masiva de vacunas para poner fin/controlar el Covid-19.
Los gobiernos de algunos países, con la debilidad característica del Estado en nuestro mundo globalizado, se dejan llevar por la paranoia global, estimando los costos políticos de no responder fuertemente a la pandemia. En algunos casos porque no ven otra alternativa y en otros casos por conveniencia en tanto que la pandemia permite desviar la atención de otros problemas más graves.
Lo cierto es que hoy en día varios países han establecido la cuarentena obligatoria y otros analizan hacerlo.
La tremenda crisis económica catapultada por la pandemia y posibilitada por el elevadísimo nivel de financiarización de la economía mundial tendrá una dimensión que de momento es difícil estimar, pero que probablemente esté a la altura o incluso supere a la crisis financiera del 2008.
En principio, es lógico pensar que esta crisis que recién comienza termine generando una mayor concentración del capital y un mayor empobrecimiento de los países periféricos, cuyas economías dependen del precio de los commodities y/o del petróleo.
Pero más allá de las consecuencias políticas y económicas, la pandemia del Coronavirus generará una acentuación de las condiciones de dominación existentes.
En un país periférico como la Argentina, lejos del epicentro de la pandemia del Covid-19 y con tal sólo 158 casos confirmados al día de la fecha, se ha decretado la cuarentena obligatoria.
En una encuesta difundida en un diario local[9], el 90 % de los encuestados opina que el aislamiento obligatorio es necesario y el 82 % afirma tener mucho o bastante miedo. En el primer día de cuarentena, se hicieron 2400 denuncias de personas hacia otras personas que supuestamente estaban violando la cuarentena[10].

17- Si vivimos en un marco paradigmático que bien podemos llamar realismo científico-capitalista, donde, decíamos, hay un nivel de compenetración entre la ciencia (y su principal bastión, la medicina) y los medios masivos, podríamos hablar para ser más precisos, de mass science media, como los promotores primarios de la epidemia del coronavirus y de los smartphones como los principales vectores de contagio.

18- En un contexto mundial en el que se venían sucediendo protestas en distintos lugares del mundo (Argelia, Bolivia, Gran Bretaña, Cataluña, Chile, Ecuador, Francia, Guinea, Haití, Honduras, Hong Kong, Irak, Kazajstán, Líbano, Pakistán), en el que presenciábamos una guerra comercial entre EEUU y China, en el que se venía incrementando la discusión respecto de la vacunación compulsiva por parte de los denominados (por parte de los medios) “antivacunas”, en este contexto mundial estalla precisamente el brote de Covid-19 (y convenientemente lo hace en China).
Este brote pandémico genera, por tanto, una interrupción en las protestas y al mismo tiempo un enterramiento del discurso “antivacuna”.
Este simulacro llamado pandemia constituye un autogolpe por parte de los mass science media que, lejos de constituir un golpe al capitalismo y de provocar un retorno del comunismo, producirá un afianzamiento de las condiciones existenciales del capitalismo globalizado en su versión neoliberal.
La hegemonía científico-mediática, de la mano de la OMS, incrementará enormemente su poderío y será vista como la salvación de la humanidad una vez que se comiencen a vender las vacunas contra el Coronavirus; vacunas que probablemente sean establecidas como obligatorias por los Estados y que, aún si esto no sucediera, provocarían que la mayor parte de la población corriera a vacunarse inmediatamente, aún cuando la Covid-19 no es más fuerte de lo que es una gripe fuerte para la mayor parte de la población mundial.
Las condiciones de existencia actuales donde los individuos nos encontramos atomizados e hiperindividualizados se acentuarán dramáticamente, en la medida en que no sólo el otro compite conmigo por el trabajo, por el éxito económico (tal como dicta el ideario meritocrático del neoliberalismo), sino que ahora es además sospechoso de transmitirme un virus.
De este modo, se dificultarán en un futuro acciones o proyectos colectivos por el terror que habitará en nuestro subconsciente, incluso cuando ya nos olvidemos de este virus biológico.
En tanto que la infección de Covid-19 en muchos casos es asintomática, todos somos sospechosos. En ese sentido, como individuo me convierto en policía de mí mismo y de los demás.

19- Mi hogar se convierte en un espacio de autoconfinamiento, donde me cuido de no contagiar a otros y de que no me contagien, al mismo tiempo que miro atentamente por la ventana para denunciar al vecino que no cumple la cuarentena.
El control ha llegado a un punto máximo cuando los individuos voluntariamente desean ser confinados en cuarentena.

20- En conclusión, atravesamos un test de control iniciado por el capitalismo científico-mediático, potenciado por el marketing del terror de los mass science media y replicado infinitesimalmente por la red mundial de las redes sociales.
Este test ha tenido un éxito rotundo y ello es lo más preocupante del asunto.
La pandemia de Covid-19  no ocurrió ni ocurrirá; la dispersión por distintos países del mundo de una nueva cepa de un virus biológico ya conocido no tiene la potencialidad para generar lo que está ocurriendo.
La epidemia generalizada de Covid-19 se controlará y pasará, pero la pandemia del Coronavirus dejará huellas muy profundas.
Lo que está en la tapa de los diarios no es la Covid-19, es el Coronavirus; lo que hace colapsar los sistemas de salud de muchos países (ya de por sí en malas condiciones) no es la Covid-19, es la paranoia general desatada por el Coronavirus, que hace mucha gente que no debería estar en los hospitales sea internada y puesta en cuarentena.
El Coronavirus como dispositivo semiótico de control que opera a nivel del deseo, estructurará nuestras subjetividades desde ahora en más como trasfondo aterrorizante de todos nuestros proyectos, actitudes y formas de vida.
Agotado ya el efecto por el enemigo disperso pero físico del terrorismo, que tuvo su mayor relevancia en la primera década de este siglo a partir del 2001, el sistema inventa un nuevo enemigo ahora invisible para tornarse él mismo un sistema terrorista que produzca un reafianzamiento del control de nuestras vidas.
Vivimos pues bajo un régimen de guerra global permanente, pero ahora supuestamente contra un enemigo invisible, un virus biológico, que puede estar parasitando a cualquiera de nosotros y que por ello -potencialmente al menos- nos parasita a todos.

21-  Pero lo más terrible y preocupante de esto es: si este test ha resultado tan exitoso y el nivel de control de la humanidad a llegado a límites insospechados, ¿qué nos puede deparar el futuro?

22- Si es que podemos comenzar a pensar con el objetivo de encontrar o idear una cura o un antivirus a esta pandemia del terror, el primer paso es reconocer que estamos todos infectados.

Agradecimientos: Jean Baudrillard, Guy Debord, Giorgio Agamben, Mark Fisher, Gilles Deleuze, Michel Foucault.
 


[1] http://open.who.int/2018-19/contributors/contributor

[2] https://www.entrepreneur.com/article/347737

[3] https://www.economiadigital.es/politica-y-sociedad/coronavirus-la-falta-de-tests-situa-a-espana-en-el-tercer-pais-con-mas-mortalidad_20046051_102.html

[4] https://www.eldiario.es/sociedad/coronavirus-Italia-Espana-Corea-Sur_0_1007200429.html

[5] https://www.rtve.es/noticias/20200322/se-sabe-del-nuevo-coronavirus-china/1996067.shtml

[6] https://www.theatlantic.com/science/archive/2020/01/how-fast-and-far-will-new-coronavirus-spread/605632/

[7] https://www.elplural.com/sociedad/tasa-mortalidad-coronavirus-edad_233928102

[8] https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(seasonal)

[9] https://www.pagina12.com.ar/254643-que-piensa-la-gente-sobre-la-cuarentena-y-el-coronavirus

[10] https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2020/03/18/en-su-primer-dia-la-linea-134-para-denunciar-a-personas-que-violan-la-cuarentena-recibio-2400-llamados-y-se-investigan-130-nuevos-casos/

3 comentarios sobre “La pandemia de Covid-19 no ocurrió (ni ocurrirá)

  1. Hermoso texto. Atinadísima crítica al marxismo cientificista, aquel de la segunda internacional, ¿no?
    Lo único que señalaría es no caer en un blanco aparente como la ind. farmaceutica como causante de todo el bolonqui. Más bien parece que el «coronavirus» se mueve con mucha facilidad sin necesidad de un primer motor inmóvil. Eso sí, parece innegable que la OMS se ha vuelto la nueva palabra sancta y su escritura cumple con la correlatividad onto-gnoseo-predicativa de la que pecaban sin saberlo los antiguos.
    Compartiremos a través de «hermeméutica»

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    1. Nos alegra saber que no somos los únicxs que tenemos una mirada distinta del asunto.

      Adherimos a la idea de que no es necesario suponer un primer motor inmóvil para pensar la situación.
      No era nuestra idea responsabilizar a ningún sector en particular, pero no podíamos dejar de mencionar el papel de las farmacéuticas y de la OMS ya que cumplen un rol muy relevante.
      Aún así, si el virus fue fabricado en un laboratorio o no, si fue dispersado voluntariamente en el marco de una conspiración o no, realmente no es lo más importante. No necesitamos suponer un villano maquiavélico tras bambalinas para arrojar un manto de sospecha sobre nuestras condiciones de vida actuales.
      Lo que más nos interesaba remarcar era, precisamente, que la responsabilidad es sistémica en tanto todes somos cómplices/huéspedes psíquicos del virus y ello es lo que nos resulta más preocupante.

      Se agradece el aporte!

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